Pintura Facial y simbologia
ORIGEN DEL ACHEPA
Hace muchos años en las tierras de Oulachi, vivía un wayuu llamado Wajüüschon, con su mujer y sus cincos hijos, de los cuales los dos mayores eran varones. Era un hombre dedicado a su familia, muy trabajador. En los tiempos de verano, después de la jornada de pastoreo se dedicaba a limpiar y a reparar su japain. En las temporadas de las lluvias sembraba una gran variedad de granos y frutos, siempre con la ayuda diligente de sus dos hijos; pero su gran pasión era la caza de animales silvestre que le proporcionaba una buena provisión de carne gracias a su famosa destreza y puntería como cazador.
Hubo un tiempo en que las lluvias dejaron de visitar las
tierras de Oulachi y el viento polvoriento se paseaba a su antojo formando
remolinos por el japain de Wajüüschon. Se agotaron sus abastecimientos, sus ovejos deambulaban tambaleándose del
hambre y su mujer tenía una expresión de tristeza y preocupación en su adusto
rostro.
Ante esta calamidad este hombre luchador apeló por lo que
más sabía hacer, cazar. Todos los días salía de cacería desde las primeras horas del día hasta el
atardecer, a veces, solo traía iguanas y machorros. Con el transcurrir de los días se le fue haciendo
más difícil conseguir sus presas. Esto le implicaba tener que caminar grandes
distancias para llevar el sustento diario a su familia.
Con el pasar del tiempo las cosas se fueron complicando,
hubo días en que regresaba sin nada para ver como su mujer, hijas e hijos se
acostaban con una hambre espantosa. Entonces un día le manifestó a su mujer que le preparara como
avió yaja porque iba de casería y no pensaba regresar hasta conseguir una buena caza. De esta manera
salió desde la madrugada bajo los fulgores de la estrella de la mañana a
caminar por las extensas sabanas. Continuo con su búsqueda incansable mientras
el sol se deslizaba lentamente por el seno del cielo, y Wajüüschon solo había
visto cactus, espinos y algunos jokooliiwa que por un milagro de la naturaleza
tornaban su piel del mismo color que las ramas secas para así evitar ser
descubiertos. Ka’i fue descendiendo inexorablemente a posarse hacia las tierras
de Wupumüin. Pronto llegaría Sawai acompañada de Jemiai y el intrépido cazador subió
a las tierras pedregosas y de cerros pequeños para pasar allí la noche.
A la mañana siguiente recorría sigilosamente los
escabrosos terrenos soñando con toparse con un venado. Ya siendo Kaleo’u, Wajüüschon
descubre entre las rocas a un hombrecillo con un sombrero de pajas de enormes
alas, vestía un wayuko totalmente descolorido, era totalmente flaco de tal modo
que su piel estaba pegado solo a los huesos; pero tenía una enorme barriga
abrillantada como a punto de reventar.
Paralizado por esta visión el cazador no atinaba que hacer solo se limitó a
observarlo en silencio. Ante su asombro este hombrecillo se abalanzó con mucha
agilidad entre las piedras atrapando a un atpanaa que venía a toda carrera
cruzando una pequeña vegetación espinosa. Lo sujeto bien fuerte con sus manos
flacuchas, abrió enormemente su boca y lo engullo de un solo tirón gracias a la
elasticidad de su garganta.
Wayüüschon pensó para sus adentros que sería la próxima víctima
y lleno de miedo saco su flecha y tenso con todas sus fuerzas su arco y disparo
contra la extraña criatura que al sentir el silbido de la saeta cortado el aire
voltió a mirar; pero ya era demasiado tarde ya se le había incrustado en la
enorme barriga. Cayó al suelo gimiendo de dolor. Superado el letargo el cazador
volvió a preparar su arma. El misterioso ser se arrastró con agilidad, se
levantó y se perdió de la vista dando tumbos entre las rocas.
El cazador muy espantado decidió regresar a la carrera a
su casa. Acostumbrado a los extenuantes
recorridos, corrió un largo trecho después del cual caminaba más
pausadamente por la agreste sabana. Para su sorpresa se topó de frente con un venado
que pateaba a la arena e inquieto miraba en todas las direcciones, como con
ganas de correr. Wajüüschon sin pensarlo dos veces lo ensarto con su mortal
flecha, lo monto sobre sus hombros y camino feliz a su casa. Cuando ya estaba
llegando el cielo empezó a nublarse y apenas entro debajo de su enramada empezó
a llover. Ese día llovió toda la noche. Dando inicio a un año de abundancia.
Ya en su chinchorro el cazador Wajüüschon se dio cuenta
de que había herido con gravedad a Jamü y se lamentó no haber tenido la
suficiente habilidad para matarlo.
Cuando los wayuu de Oulachi y caseríos vecinos cosechaban
y disfrutaban de la leche y el queso que daban sus animales la abuela Pürorisia
tuvo un sueño ya en las horas del amanecer, en el cual una viejita le
encomendaban avisarle a todas sus hijas que en las yonnas y festividades del Kaúla’yawa
que se hace en agradecimiento a Ma’leiwa por enviar a Juya, pintaron sobre sus
rostros símbolos que representaban sus fortalezas y cualidades que la hacían una mujer virtuosa.
A los hombres les encomendaron pintarse las figuras de las garras del tigre, el
palo de las flechas y el símbolo de las lluvias para recordar la tenacidad, la
osadía y perseverancia de Wajüüschon para vencer al hambre.
También se encomendó a hombres y mujeres que dichas
figuras sean dibujadas con las hojas trituradas del árbol pali’isa y en las
tierras donde era imposible conseguir estas plantas se hicieran con uliishi
(mineral rojizo) originado por la sangre de Jamü al caer sobre las piedras.
Todo esto con el propósito de auyentar el hambre de las tierras wayuu
(José Belén
Fernández)
Süchepa Wayuu
Pintura Facial
La mujer wayuu desde tiempos inmemoriales
ha representado a través de símbolos delineados con precisión y
creatividad figuras representativas del ambiente natural donde se desenvuelven
sobre sus hermosos rostros, a través de estos símbolos buscan representar su
estrecha relación o integración al cosmos y a toda la naturaleza creada y
sostenida por Maleiwa.
La mujer Wayuu engalana su rostro
en los momentos de manifestaciones de alegría, en rituales, por mandato de
sueños, en celebraciones de la vida y actividades cotidianas. Generalmente
escoge un símbolo que trata de resaltar una virtud o cualidad que la distingue,
buscando le sea reconocido por los demás.
Estas figuras son trazadas con
una sustancia que resulta de mezclar con un poquito de agua una tiza denominada
pali’isa, un preparado que se obtiene de un árbol del mismo nombre que
generalmente crece en las zonas montañosas, es por ello que los wayuu la buscan
siempre de la serranía de Makuira. En las regiones donde es difícil conseguirlo
la mujer wayuu suele suplantarlo con el uliishi que se obtiene de un mineral (piedra)
presente en algunas regiones de la guajira.
Otra categoría del maquillaje
wayuu que generalmente la mujer utiliza en actividades cotidianas especialmente
cuando realiza labores bajo la inclemencia de los rayos solares, es donde se
usa el pai’pai sustancia que se obtiene del polvillo de un hongo del mismo
nombre que brota en las temporadas de lluvia y que es mezclado con sebo de chivo u ovejo. Se aplica
más que todo como protector solar y limpiador natural del cutis. También
existen otros hongos que se emplean para este tipo de maquillaje como el
mashukaa y el imeera que varían solo en la tonalidad de color marrón intenso y
claro del polvo que se adquiere de ellos. Estos hongos habitualmente retoñan
sobre troncos podridos o en la corteza de los árboles.
Es por esto
que en cada actividad a celebrarse en la escuela nuestras niñas, niñas y
docentes sin complejos, ni traumas históricos
atavían sus rostros con diseños o figuras propios de la identidad cultural
originaria, con el propósito de realzar sus fortalezas y virtudes que engalanan
su Ser como ciudadano(a) wayuu.
Julenakia
La figura julenakia representa el cabezote de los frenos del caballo y nos
habla de la virtud de la prudencia en la mujer.
Juyayaa
En castellano significa gotas de
lluvia y representa a la mujer wayuu con virtudes como: la ternura, el remanso,
la paz entre otros.
Shiliwalayaa
Representa la estrella o constelaciones representa la belleza física y
espiritual presente en la mujer wayuu.
Uuchi
O montaña representa la fortaleza
y la firmeza de la mujer wayuu.
Itanayaa
La figura Itanayaa representa los
símbolos que se hacen en la totumas y nos habla del don del servicio y
laboriosidad de la mujer wayuu
Julit`tunaya
Que traducido al castellano significa alas de mariposas representa la
delicadeza en el trato de la mujer wayuu.
Et`sia
Representa el rabo del perro y
nos habla de la virtud de vivir la vida en alegría
Süta Molokoona
También llamado por nuestros hermanos caparazón de tortuga que nos es mas
que la virtud de la paciencia
Shia Juya
Representa el relámpago, virtud
que se presenta en la mujer wayuu para deslumbrar ante los demás.
Oshokonojushi
Para los wayuu representa la
flexibilidad de la mujer wayuu ante la razón.
O´uu
Virtud en la mujer en ser
detallista y una mujer creativa.
Jeyuuyaa
Traducida al castellano como las formas de hormiga significa la virtud del
orden y tenacidad laboriosa en la mujer wayuu.
Susii Wunnu
La figura Susii Wunnu que
significa traducida la castellano flor del árbol representa la simboliza del
milagro de traer hijos al mundo.
Shiliwala
La constelación elemento de la
naturaleza es que es importante para los wayuu porque nos sirve para medir el
tiempo.
Nuchoyuu Juya
Somos hijos de lluvia sinficado
que nos recuerda que todos somos hermanos.
Annero`utyawa
Muestra su significado cacho del
ovejo traducido al castellano. Y refiere al trato de ilustrar la fortaleza con
que cuida la mujer wayuu su familia.
Wopu suma laa
El maquillaje Wopu suma laa que
traducido al castellano significa caminos y jagüeyes elementos de vital
importancia en las comunidades indígenas.
Wopú jepiramüin
Camino a jepirrra símbolo que
representa la vía láctea y para los wayuu es el camino que debe recorrer los muertos y estamos
conectados a el desde el vientre de nuestras madres.Recopilacion y
reedición
(✿◠‿◠) GRACIAS POR LEERME, CON EL RESPETO DE SIEMPRE (◡‿◡✿)
τσdσs lσs Dεяεcнσs яεsεяvαdσs. Cσρчяιgнτ
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║█║ Lic. Élita S-J
║█║PNI Nº4442 ©2016
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