Parte de lo que hoy escribo lo reseñé hace un
tiempo como estatus de una red social y hoy un mensaje de texto me llega como inspiración
de tocar un tema que me ha sido comentado por muchas personas en redes
sociales, correos y oyentes; ¿a ustedes les ha pasado? Yo creo que sí, a
muchos. Se preguntarán al iniciar a leer ¿por qué no te sales de allí?
Claramente las consultas o comentarios no son pidiendo consejo de cómo salir,
pero ¿salir de donde? Cuestionarán. Sí que esto inició complicado ¿cierto? Ya
entenderán qué les contaré esta vez.
Allí les va una pregunta puntual para entrar en lo ocurrido: ¿cuántas
veces se han sentido literalmente atrapados en una situación de amor - odio? ¿Muchas
o pocas?
Un
preámbulo necesario:
Aunque no me considero moralista, al menos esa es mi opinión sobre mí
misma, y llegando a la divagación siento terrible rabia (aunque practico no
sentirla, al menos no quedarme con rabia dentro de mí), sí me llegan sus
coletazos cuando alguien por moralismos me critica. Ciertamente ese es el
episodio donde intento ser lo más autocomprensiva ya que vienen a mi mente
momentos donde sí he sido partícipe por agradar a las personas por costumbres y tradiciones, que obviamente sí
responden a un patrón o etiqueta social y moral. Allí es donde siento que he
sido presa fácil de ser atrapada muchas veces por complacer a otros. Al respecto
puedo afirmar, sin querer justificarme,
he tenido instantes de estar consciente llevándome a la convicción de
cultivar un jardín proveniente de un germinador reciclado con los años,
convertido en un aprendizaje a través de mi amiga soledad y como reafirmación me
repito el refrán popular: “mejor sola que mal acompañada”.
Episodio único: En una noche casi madrugada,
repentinamente en mi celular leo:
- Entonces,
¿eres mi amiga de la intimidad?
Por no entender a que se debía la
sorpresiva afirmación en forma de interrogante, enseguida repregunté:
- ¿Cómo
tu amiga en la intimidad?
Y me responde:
- El amor perfecto es una amistad con
momentos eróticos.
Inmediatamente me vino el flash mental que se
refería al texto que acompaña la imagen del post «S de Sexo Vs Longevidad » que
recientemente publiqué.
Respondí:
- Me gustaría que sí me amaras como una amiga
eternamente como si pensaras y sintieras que soy parte de ti y obvio con
momentos eróticos.
Oh, me sorprendí de mi respuesta porque me
sentí por un largo rato sin respuesta que me salía de mi posición que adoro de
Soledad – Libertad (por el que he sido criticada fuertemente) al confesarme
frente a alguien que me ha insistido quitármela; casi he sentido un: estás
detenida.
En ese largo rato de espera de otra reacción
finalmente, para ser precisa 15 minutos tardaron para darme esa respuesta tan
escueta y solo leí:
- ¡Ok...!
Fue inevitable que mi mente empezara a
formularse interrogantes, siendo la primera ¿para qué me tocó el tema? ¿Acaso
toda su insistencia de irnos a vivir juntos quedó subyugada por mi confesión? Entonces
pensé: Por momentos así sin respuesta es que sigo teniendo miedo a probar si el
amor de relación de Pareja existe en verdad. Y sigo atrapada en que amo mi
libertad porque para mí vivir en pareja simplemente me hace vivir atrapada
perdiendo la libertad en la que creo es la base del amor verdadero. Finalmente
es estar atrapados/as o ser verdaderamente libres.
Tal vez con este hecho me doy cuenta que he
estado en esa situación de amor-odio con el que inicié este pequeño relato de
manera repetitiva a la que no le había dedicado atención y me lleva a
preguntarme ¿es que acaso el amor está pendiendo de una estrecha línea que al
pasarla puede llevar a odiarte por sentirte atrapada/o? Es usual en nuestras sociedades relacionar
amarse con sentirnos propiedad o dueños de alguien por seguir un patrón social,
costumbre o tradición, una vez descubierta.
Esta es una parte de mi historia que
claramente relata mi total rebeldía a seguir patrones o etiquetas que sigue la
mayoría; en una época en la que somos más etiquetados que nunca y que en todos
los medios se maneja con las famosas HT me niego totalmente a creer y practicar
lo que en mi familia y sociedad he observado que ocurre con mucha similitud en
casi todos los casos. Me refiero a convivir presa de mi libertad con una
persona por el solo hecho de llenar un requisito.
Es otra noche
que duermo con incertidumbre de haber hablado algo muy importante y que me
reprochas por evadir, pero hoy aprovecho tu muestra de interés en el tema y
repentinamente se convierte en insignificante para ti y es algo que no soporto más.
Sentirme atrapada, ¿me merezco eso? ¿Después de tantos reproches y tiempo
intentando estar juntos? ¿Pero quién dijo que el amor es de merecer o no? ¿Quien
dijo que amarse se trata de vivir permanentemente en incertidumbre? Solo por
intentar ser un poco como los demás seres humanos que me rodean.
El amor sólo se entrega
libremente. Cuando amamos deseamos que la persona a quien amamos siempre esté a
nuestro lado y nunca nos deje o que sea como nosotros queremos. Entonces no le
amamos, pues amar es aceptar tal cual es esa persona y resaltarle por sus
virtudes y no criticar o juzgar sus defectos. Deseamos
retenerle a nuestro lado. A veces, ese deseo de retener a la persona que amamos
va demasiado lejos y actuamos posesivamente, como si el amor implicase
esclavitud. Podemos atrapar un amor, pero el amor sólo es verdadero
cuando se entrega libremente.
Si quieres mejorar tu vida, debes correr tu
propia carrera. No importa lo que la gente pueda decir de ti. Lo importante es
lo que te digas a ti mismo. No te preocupes de las opiniones ajenas siempre y
cuando sepas que estás haciendo lo correcto. Puedes hacer lo que gustes
mientras a tu conciencia y a tu corazón les parezca justo. No te avergüences de
hacer lo que consideras correcto; decide lo que está bien y aférrate a ello. No
caigas en el hábito de medir tu propia valía en función de la valía de los
demás.
“Cada segundo que inviertas en los sueños de
otro, te estás apartando de los tuyos.” Robin S. Sharma
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