Guía práctica para iniciar la escuela en casa
Como bien sabemos, cada ser humano es único e irrepetible.
Por lo que desde el nacer, por mucho que nos parezcamos a los padres, tenemos nuestro propio sello de identidad a la hora de hacer las cosas, de comunicarnos, de divertirnos o de relacionarnos.
Debemos pensar que, igual que no hay dos lloros de bebé iguales, tampoco hay un desarrollo único y ejemplar en la infancia. Por eso, la estimulación en la infancia ha de ser personalizada en niños con trastornos como autismo, asperger, trastorno de rett, etc.
¿Quién no alguna vez ha preferido jugar solo/la antes que compartir su muñeca o su coche?
Eso es una acción introvertida que cuando se generaliza, afecta a las relaciones sociales y de comunicación puede dar paso, a grandes rasgos, a un espectro autista.
La pregunta es:
¿cómo podemos estimular ante esta interiorización o cierre en sí mismo? ¿O cómo puedo llegar yo a jugar con mi hijo? Ante esas preguntas aparece la palabra empatía: ponerse en el lugar del otro y personalizar la interacción con el niño.
¿Por qué tenemos que comunicarnos con el niño sólo de forma oral? Ahí entra la estimulación multisensorial, utilizando todos los canales sensoriales para llegar a él.
Cómo se lleva esto a la práctica ante un niño con espectro autista: 1. ¿Le gusta dibujar? Comunícate dibujando y cuando consigas su atención, verbaliza lo que dibujas.
2. ¿Le gusta hacer construcciones? Hazlas junto a él pero sin invadir su espacio. De esta manera estarás captando su atención, estimulando.
3. Potencia la interacción en aquello que le gusta hacer haciéndolo con él o ella.
4. Si presenta hipersensibilidad acústica, evita lugares con multitud.
5. Para realizar una tarea, dale ordenes breves, claras y sencillas.
6. No hagas las cosas por el niño, déjale tiempo.
7. Respetar su orden y su ritual, es decir, si prefiere guardar los juguetes de una determinada manera, hacerlo igual. Así se conseguirá empatizar y poder hacer tareas juntos.
8. Fomentar la imitación para llegar a la comunicación. A través del juego llegaremos mejor al niño.
9. Refuerza lo que hace bien.
Los reforzadores son cualquier cosa que al niño agrade y pueden ser, entre otros:
- Comestibles: Cualquier tipo de alimento o bebida.
- Tangibles: Juguetes u objetos que por su tersura, llamen la atención del niño.
- Actividad: Actividades de ocio o pasatiempos, pueden ser juegos.
- Sociales: Elogios y halagos que se acompañan de caricias.
10. Haz láminas con dibujos de elementos básicos para comer, bañarse, vestirse incluso de alimentos. Pégalas en un lugar donde él pueda verlas para que señale lo que desea.
Puedes preguntarle, ¿qué es? y denomina los objetos tú misma.
Recuerden que siempre necesitarán apoyo psicopedagógico y ayuda interdisciplinaria, no duden en buscarla
Lic. Élita S-J
Psicopedagoga
Comunicadora (PNI Nº4442©) y Educadora
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