Ocurrió en alguna parte en
el sur de América estaba un hada, en realidad ella no sabía qué era.
Desde niña se imaginó con alas y poseía la capacidad de ver personajes alados
también, ¿ángeles? Ciertamente no lo sabía. En algún momento de su vida le han dicho
bruja, ¡pero las brujas son feas y no tienen alas! Oh, esa fue su mayor
disyuntiva. Identificarse con una bruja significaba aceptarse fea y valerse de
una escoba para volar, de acuerdo a la tradicional concepción de una bruja y
dicho sea de paso, debía ser mala.
¿Qué importa cómo sea la
forma del medio usado que le haga lograr su sueño de volar? Se dijo reiteradamente. Por otra parte ser fea
no es una limitante, ¿qué es ser fea? ¿Cuál es lo opuesto a feo? ¿Existe realmente
de forma tangible el término feo? ¿Es posible hacer una lista de categorías que
definan la fealdad? En fin, eso no es importante.
Este ser indefinido decide
no darle importancia a su aspecto externo y se dedica a autodescubrir su mundo
interior y construir en base a ese descubrimiento todo su espacio de
vida. Se dijo a si misma que aunque su identidad fuera la de bruja, fea
para los demás, para ella no y sería como quisiera. Algo así como ser lo que
quisiera de acuerdo a la ocasión o momento y en algunos sería hada y en otros
bruja. ¡Si! Esa idea le gustaba mucho y la hacía feliz y allí surgió la
pregunta inminente: ¿qué es la felicidad? En términos muy sencillos ser
feliz es sentirse bien con ella misma y con lo que haga sin importar lo que
digan los demás. Definitivamente esa es la felicidad.
En una oportunidad se miró
al espejo y lo único que conservaba era su piel pálida y cabellos negros, ¡ah y
ojos achinados! En cambio tenia alas de muchos colores y su sonrisa era de
bruja al igual que su mirada.
La acompañaba un unicornio
blanco y se parecía a ella en el colorido de sus cabellos que hacían perfecto
juego con las alas de ella y ¿por qué él no tenía los cabellos negros y las
alas de colores?
Eso verse en libros y
películas sucedió siendo adulta y recapitulando en las características
descubiertas, recordó que una vez estaba a solas en su casa después de un
regaño fuerte recibido de parte de una tía que la llamó demonio.
Debido a la negatividad que se le había recalcado sobre ello estaba
predispuesta al miedo.
Ese día, era inevitable
sentir temor, sintió un sonido que la hizo sobre saltar del susto y en su
cabeza resonaba “¡Demonio... Demonio..! Por un instante de lo creyó y se
imaginó poseída por un demonio. Afortunadamente fue muy fugaz ese momento y
rápidamente se armó de fuerzas para sacarse esa idea de sus pensamientos. No
existían en ese entonces libros de auto ayuda o crecimiento personal; no
obstante, ella sabía que si pensaba positivo o lo que fuera un pensamiento fijo
se convertiría en realidad, también le ayudaba mucho que por instantes se le
aparecía un personaje que se auto nombraba mago y él le decía: “cada vez
que alguien te desee mal tu le dices en tu mente te pasará igual pero doble y
si te ven feo mentalmente le dices se te reventarán los ojos.
Ese mago le recordaba con
esa frase a su padre, fue a él a quien le escuchó decirla estando muy pequeña a
una señora que les visitó y sugirió colocarle algo de protección a la niña
porque le podían echar mal de ojo por ser muy bonita y avispada. Él le
respondió: “gracias por su recomendación, pero quien le haga mal a mi hija se
le reventaran los ojos”. Yo en silencio pensé: “sí así será.” La señora se
retiró y en su próxima visita le vi sus ojos distintos, era como si estuviesen
enfermos.
Ciertamente ese día pensó
y pensó fuertemente en algo positivo y de repente volvió a sentir el ruido,
pero esta vez no sintió miedo. Era como el sonar de vidrio, no de forma
estruendosa, sino suave.
Miró a todos lados y vio
hacia un viejo refrigerador y pensó: “Ah alguien dejo eso abierto y lo que
suena son los vasos de vidrio que están en la puerta de la nevera.” Al
acercarse estaba una mujer detrás de la puerta, al menos eso parecía y al mismo
tiempo su aspecto era diferente a los humanos que conocía o eran cercanos a su
casa. No se parecía a ningún familiar ni vecinos. Lo cierto que su aspecto la
impresionó sin causarle temor, era muy blanca casi transparente, de
cabellos blancos, ojos azules y una hermosa sonrisa que inspiraba paz y susurró:
“siempre que te digan demonio piensa en mí y te cuidaré.” Impresionantemente no se le veían pies y no tocaba el piso, como flotando. Vestía algo transparente y se le veían alas de colores pasteles.
“siempre que te digan demonio piensa en mí y te cuidaré.” Impresionantemente no se le veían pies y no tocaba el piso, como flotando. Vestía algo transparente y se le veían alas de colores pasteles.
(✿◠‿◠) GRACIAS POR LEERME, CON EL RESPETO DE SIEMPRE (◡‿◡✿)
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